En el centro de México, en un paisaje semiárido con cactus, nuestro taller está activo. Durante una década, un pequeño grupo de artesanos escultores ha estado conformando la Obsidiana. Sus manos hábiles dompe la roca cruda, áspera, tanto dura como aguda, para formar objetos homogéneos en la superficie perfectamente lisa. Cada una de sus creaciones es única.
¡Cuántas noches hemos pasado con ellos discutiendo las piedras y su pasión por la profesión!
¡Cuántas veces hemos sido admirados frente a una factura alta! Estamos felices de poder permitir que estos hombres vivan dignos de su arte.
Obsidian es una roca volcánica, rica en sílice, nacida de la vitrificación del magma. Trabajar tal asunto es un reto real y requiere un saber cómo los mexicanos dominan como ninguna otra gente. La técnica y sus secretos pasaron de generación en generación, siglo a siglo.

En la época precolombina, los aztecas utilizaron el obsidiano esculpido, tanto en la vida cotidiana como en la realización de rituales religiosos.
Aún hoy, conserva una dimensión sagrada en la piel mexicana. En la litoterapia, la Obsidiana, piedra de anclaje y despertar espiritual, también se considera una de las protecciones energéticas más poderosas.

A lo largo de los diez años de existencia del taller, hemos trabajado para mejorarnos para ofrecer una calidad cada vez más exitosa en el mercado europeo.
Sin embargo, la roca es caprichosa. Y en las minas de México, la obsidiana cruda de buena calidad es cada vez más rara.
Invisible al principio, los defectos aparecen como el escultor echa la piedra o en la etapa de pulido. Estos incluyen ceniza, manchas o irregularidades cristalinas.
Así pues, las pérdidas son considerables. Por ejemplo, tres kilos de roca cruda bien seleccionada son necesarios para lograr una esfera pulida de aproximadamente un kilo.
Los artesanos generalmente dicen que si tienen malos pensamientos cuando cortan la piedra, un defecto aparecerá necesariamente.